Luna de miel en Bali
Por Lucrecia Lauria
Organizar el viaje a Bali no fue tan complicado, sí tuve que investigar bastante, leer mucho y preguntar otro poco…. Para mi suerte todas las personas a las que les pregunté me dijeron que no me iba a gustar, que no era mejor que ninguna de las playas que ya conocía, y que no me iba a sorprender. Pero claro, Bali no es solo playas y para el que va a sentarse en una reposera, los tesoros magníficos que esta pequeña Isla tiene para sorprendernos quedan escondidos.
¿En qué pensás cuando pensás en Bali? Seguro en playas de color turquesa, palmeras, arenas blancas, y cocos, no? Yo pensaba lo mismo antes de conocer una de las más de 17 mil Islas de Indonesia…. Y la verdad, que para sorpresa de todos, Bali es mucho más que playa.
Ubud, un pueblo rodeado de selva
Entonces, ubiqué a un guía local que me recomendaron, y él cambió todo el plan que tenía en mi cabeza. Yo quería ir a la playa!! Pero me dijo que no, que vaya a un pueblo que se llama Ubud, en la mitad de la Isla, rodeado de selva, ardillas, monos, palmeras, hojas, verde, arrozales y verde, todo era verde. Le hice caso y, si bien mi estadía fue muy corta y me hubiese quedado una semana más ahí, lo escuché y nos quedamos 3 noches con mi esposo en Ubud. Era nuestra Luna de Miel, y de verdad que no podía haber sido tan perfecta.
Ubud es un pueblo extraordinario, como les dije, está en el medio de la isla, lo que hace que quede cerca de todo. De allí salimos todos los días a nuestros paseos con nuestro guía local, quien fue increíble con nosotros, como todas las personas locales. Super amables, cariñosas y educadas.
Nos alojamos en un hotel muy pequeño, como la mayoría, con no más de 10 habitaciones. La decoración era digna de un sueño, con ventanales enormes en los que todos los días veíamos el amanecer, para luego salir a darnos un chapuzón en la piscina que teníamos casi a los pies de nuestra cama. Era un show increíble, sólo para nosotros, dónde únicamente se escuchaba el ruido de los animales que habitaban nuestro pedacito de selva. El sol de temprano ya empezaba a calentar, y se hacía sentir.
Desde Ubud fuimos a varios templos, volcanes, trekkings… todos los días fueron full de actividades. Llegábamos alucinados de lo que habíamos vivido en cada lugar…..
Seminyak una playa con vida nocturna y atardeceres mágicos
Las siguientes 4 noches sí habíamos decidido ir a la playa, aunque no me hubiese molestado quedarme más días en Ubud. Pero claro que teníamos que darnos el gusto. Nos quedamos en Seminyak, la experiencia es completamente diferente a la de los días anteriores. Aquí sí nos quedamos frente a la playa, el ruido ya no era de la selva, sino que música y pool parties. La noche juega un rol importante. La noche en Seminyak termina temprano, está lleno de lugares para salir, tomar algo, música en vivo… Todos los lugares super bien puestos, la carta de comida es deliciosa y la atención es increíble. Se disfruta muchísimo con la gente local.
Lo que amamos de Seminyak son los IN-CRE-I-BLES atardeceres que Bali tiene para regalar. Se me eriza la piel solo con pensar en ellos. A diferencia de Ubud, no se dejaban ver mucho, y eso fue lo positivo de haber decidido ir más al Sur de la Isla, los atardeceres de Bali son mágicos.
Y ahora sí, las playas de Bali son realmente como me las imaginaba. No todas! Ojo! Hicimos el tour de playas, típico, de un día entero, donde tienes que ir con paciencia por el tráfico. (Si te animas podes alquilar una moto y mandarte con todo!!!)
Nos quedaron muchas por conocer, pero de las que conocimos, Nusa Dua era la que cumplía con todos los requisitos que me imaginé. Agua azul turquesa, transparente, arena blanca, olas perfectas para un buen baño, reposeras ideales para estar toda la tarde, cervezas bien frías, sombrillas…. Y listo! No se precisaba nada más. Podría haber pasado ahí mi luna de miel, sin moverme.
Luego fuimos a Padang Padang y la verdad que nos tendríamos que haber quedado más en Nusa Dua porque no nos gustó nada. Por último, Uluwatu. Hermosa, llena de surfers, lugares super lindos para tomar un trago y comer algo delicioso mientras disfrutas del atardecer más increíble que vas a ver en tu vida. Te lo aseguro.
¿En qué pienso ahora cuando pienso en Bali? En atardeceres y terrazas de arroz inmensas, las ves y no podes creer que eso sea cierto. Para mí, una maravilla y un lugar icreíble donde pasar tu luna de miel.